domingo, 23 de febrero de 2014

La creciente internacionalización de Nogales

Ambos Nogales habían surgido como poblaciones complementarias en lo económico. Resumiendo el periodo porfirista, podemos recordar la frase aquella de que en Nogales, Sonora, estaban los restaurantes mientras que del lado estadounidense los hoteles.

Vino después la revolución mexicana, y cai concluyendo ésta, en 1917 llegaban a Nogales, Arizona, Jake Rochlin y John Robinson, quienes abrieron una tienda de artículos para los soldados del campamento militar estadounidense destinado a cuidar la frontera. Dos años después arribaba también Hyman Capin y establecía una sastrería para abastecer de uniformes a los soldados. Sin embargo, este arreglo económico no duró mucho, ya que después del cierre del campamento militar al terminar la época bélica de la revolución y la Primera Guerra Mundial, se reorganizó el comercio de Nogales, Arizona, hacia la costa del Pacífico mexicana.

Primero, Rochlin y Robinson le vendieron su tienda a Charles Bracker y así empezó la tienda Bracker's, mientras que poco después, en 1920, Capin le compraba a Sam Leeker una pequeña tienda, El Paso, y cinco años después La Ville de Paris a Charles Dumazert. Uno de los yernos de Capin, Roberto Marcus, estableció su propia tienda al comprar la Mueblería de Pogash en 1943 que convirtió en Mueblería Marcus y años después abrió una tienda de ropa, La Popular, mientras que otro yerno de Capin, Harry Chernin, en 1941 abrió otra mueblería, la Citizen's Furniture Store. Alma Ready, cronista de Nogales, Arizona, describe a la población vecina como el: “dinámico pequeño centro comercial llamado Nogales [Arizona] cuya importancia estaba, y en 1970 continuaba estando, fuera de toda proporción con su tamaño”. Y es que durante esos años su bonanza económica era envidiable. Asociada con la imagen del “old Mexico”, las estrellas de Hollywood hacían de Ambos Nogales su pequeño lugar de reposo, mientras que anualmente las Fiestas de Mayo lograban atraer a millares de visitantes, tanto estadounidenses como mexicanos, y la frontera era abierta a todo el que quisiera cruzarla, sin necesidad de presentar o tener pasaporte.

Sin embargo, a partir de la crisis económica de México desde la década de 1970 y la reestructuración económica de Nogales, Sonora, se intensificaron las medidas para restringir el tránsito humano internacional, además de reorientar la oferta de productos de Nogales, Arizona. Las tiendas de artículos de lujo que había sobre la calle Morley fueron cerrando o cambiando su orientación, y sólo sobrevivieron las que ofrecían artículos más baratos. Esto se debía a que el Condado de Santa Cruz experimentaba niveles de desempleo del 25%, por lo que para resolver esta situación, se buscaron fórmulas para recuperar la superioridad financiera de Nogales, Arizona.

De esta manera surgió el tema de los impuestos sobre ventas. Queda afuera del tema principal de esta serie de artículos extenderme más sobre este asunto, pero diría que en 1988 los impuestos sobre ventas de sonorenses en Arizona superaban al presupuesto del municipio de Nogales, Sonora, en unas tres veces.

Además, mientras que en Nogales, Sonora, le tocó para todo 1992 a cada habitante del Municipio la cantidad de $62.70 Dlls. del presupuesto municipal, para Nogales, Arizona, a cada habitante le tocaron $923 Dlls. del presupuesto de la ciudad, además de $949 Dlls. del presupuesto del Condado, o sea un total de $1,872 Dlls. por persona. Es decir se gastaron en fondos públicos, 30 veces más en cada habitante de Nogales, Arizona, que en un habitante de Nogales, Sonora.

Esto a pesar que los impuestos que pagábamos y seguimos pagando los mexicanos allí, son totalmente ilegales. El Artículo 1, Sección 9, Cláusula 5 de la Constitución de los Estados Unidos lo prohíbe explícitamente: “no se impondrá ningún impuesto o tarifa sobre artículos exportados de ningún Estado”. Esta prohibición llevó en 1977 a los comerciantes de Nogales, Arizona, con la meta de mejorar sus ventas internacionales, a proponer al congreso de ese Estado que se eximiera del pago de impuesto sobre ventas a los mexicanos en una franja de 30 millas de la frontera, y el Procurador de Justicia de Arizona, Bruce Babitt (que después sería Gobernador de Arizona 1978-1987 y Secretario del Interior estadounidense entre 1993-2001)  la pusiera en efecto el 27 de agosto.

Sin embargo, algunas tiendas del centro comercial El Con, de Tucsón, inmediatamente protestaron, argumentando que la medida de 30 millas los ponía en desventaja en relación con los fronterizos y comenzó una campaña periodística en la prensa de Tucsón contra la “hipocresía fronteriza” de las tiendas de Nogales, Arizona, hasta que la Juez Lillian Fischer, de la Corte Superior de Arizona, “sostuvo la legalidad de eximir a los mexicanos [del pago], aunque consideró que la ley era anticonstitucional debido a que el límite de 30 millas era arbitrario” y discriminatorio contra las tiendas de Tucsón.

Esa decisión legal definió la situación y de ahí en adelante la polémica se centró en la cuestión del límite de 30 millas, y no en lo principal, la anticonstitucionalidad del cobro de impuestos a la exportacion. Así duró la pugna hasta que la Suprema Corte estadounidense, el 27 de abril de 1978 se decidió en favor de los comerciantes de El Con, argumentando que las 30 millas eran discriminatorias contra el comercio de Tucsón, y así quedó derogada la prohibición de cobrar impuestos a los sonorenses que comprábamos en Arizona.

Actualmente, tan sólo las tiendas que venden exclusivamente artículos para ser exportados no cobran impuestos, a pesar de que la mayoría de mexicanos compramos artículos en Arizona que consumiremos en México y se nos cobran esos impuestos.

domingo, 16 de febrero de 2014

El Programa de Industrialización Fronterizo en Nogales

En el artículo anterior traté del Programa Nacional Fronterizo (PRONAF) y de cómo éste remodeló la arquitectura urbana fronteriza, la cual era una precondición necesaria para modernizar las fronteras mexicanas. 

Los números impersonales y fríos nos dicen que por entonces era urgente un cambio económico en las fronteras mexicanas. Por ejemplo, los gastos que originó el PRONAF fueron incomparablemente menores a la fuga de divisas que experimentaba para entonces el país. Mientras que el PRONAF tuvo un presupuesto general de 3.3 millones de dólares, para 1960 la situación fronteriza de México con los Estados Unidos se caracterizaba por muy altas tasas de desempleo, por escasez de vivienda y de servicios públicos, además de que la mayoría de los productos consumidos: comida, ropa y muebles, era adquirida del lado estadounidense de la frontera, lo que llevó a que mientras en 1951 hubieran salido del país 76.5 millones de dólares, para 1960 esta fuga hubiera subido a 221.

Además, como consecuencia de la participación estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos había establecido en 1942 el programa bracero para combatir la escasez de mano de obra  en esa nación, aunque al terminar la guerra, el número de contratados había disminuido notablemente. De un máximo de casi medio millón de braceros alcanzado en 1956, esta cifra descendería y en 1964, último año en que funcionó el programa, hubo menos de 200 mil. Así que era imperioso que se remodelara la economía fronteriza para intentar resolver estos tres problemas: fuga de capitales, calidad de vida y desempleo.

Después de cumplir su cometido, Antonio Bermúdez salía del PRONAF en 1965 y el programa desapareció completamente en 1972, mientras que en México comenzaba una polémica sobre el camino a seguir, en la que intervinieron diversos actores y factores. 

Los principales actores fueron las Secretarías de Hacienda y la de Industria y Comercio nacionales: mientras que Hacienda se oponía a la creación de maquiladoras porque no aportarían impuestos directos a México, la de Comercio sí apoyaba la apertura de cualquier industria fronteriza, sin importar su tamaño, ya que generaría empleos. 

El Presidente Adolfo Ruiz Cortinez y el Gobernador Alvaro Obregon Tapia
Por otro lado, mientras que por un lado la población local fronteriza, con distintas intensidades y ópticas según la región, se dividía entre aquellos que abogaban por la Zona Libre para promover el cambio económico, por el otro había quienes se inclinaban por el establecimiento de fábricas en la frontera. En general, podemos decir que los comerciantes se oponían a los industriales, que fueron quienes finalmente lograron imponer su fórmula económica. Además, retrospectivamente vemos que el programa de industrialización fronterizo fue un agregado de distintas participaciones, tanto gubernamentales como individuales, y no una idea de alguien en particular, aunque tuvo muchísima importancia la actuación del gobernador de Sonora, Alvaro Obregón Tapia (1955-1961), en este programa.

Ya desde 1954 David Dabdoub había escrito y publicado un artículo titulado La Verdad Sobre los Perímetros Libres, en el que sostenía que el perímetro libre había mejorado el comercio de Nogales, que en un 90% era de turismo, y de esta manera se podían vender localmente artículos importados junto con los nacionales porque los turistas buscaban lo hecho en México. Que asociado con el establecimiento, también había disminuido el contrabando, y concluía que era necesario que los industriales nacionales mejorasen sus productos, además que debería haber fletes más bajos para poder traer artículos nacionales más baratos a esta frontera.

Así fue cómo poco después surgieron las fábricas fronterizas, como la primera, COMCO de México, que fue instalada en Nogales en 1963, con un capital inicial de $500,000 y 18 obreros. También por entonces, recordaría posteriormente Richard Bolin, consejero de una compañía estadounidense que había visitado acompañando a Richard Campbell, otro de los pioneros de la industrialización nogalense, el sitio donde después se construiría el primer parque industrial de esta ciudad, y encontró que “no había nada en el lugar además de pastura y de las pequeñas cruces del camino en donde la gente había fallecido [en accidentes automovilísticos].” En ese lugar fue donde se planeó construir un parque industrial que manejara a gran escala internacional la idea de establecer fábricas fronterizas. Además, poco después la familia Dabdoub establecía otra fábrica en esta población, MOTOROLA.

Para entonces, el gobierno de Sonora había tomado la iniciativa y en 1961 el gobierno estatal, ahora gobernado por Faustino Félix Serna (1967-1973) creó la Dirección de Fomento Industrial, la que a lo largo de ese sexenio logró la ubicación de un número considerable de empresas en la frontera, y ese mismo año, el mes de marzo, el gobierno estatal expropiaba 60 hectáreas para crear el que se convertiría en primer parque industrial de Nogales, con la idea de fomentar la industrialización a través “del ensamble mecánico y electrónico de productos principalmente para la exportación...” o sea manejar en gran escala el concepto de fábrica maquiladora.

De esta manera, y como respuesta a la iniciativa fronteriza, ahora el gobierno federal intervino, y en 1965 estableció el Programa de Industrialización fronterizo. Además, por entonces fue contratada la compañía estadounidense de Arthur D. Little (ADL) para que estudiara cómo promover la industrialización fronteriza mexicana. 

Las conclusiones para adoptar un modelo de funcionamiento a que se llegaron fueron varias. En primer lugar, el de Plantas Gemelas (Twin Plants) que era un concepto apoyado por los Estados Unidos y en el cual había dos plantas de una misma compañía, una del lado estadounidense de la frontera y otro del mexiano; y mientras que la del lado estadounidense abastecería de insumos y se encargaría de la administración general de la fábrica fronteriza, la planta del lado mexicano se encargaría de abastecer de mano de obra de trabajadores mexicanos. 

Además, Campbell ideó el Plan Shelter, que fue puesto en práctica por primera vez en Nogales, y consistía en que una compañía estadounidense conservaba el control de sus funciones estratégicas así como del valor agregado, mientras que una compañía intermediaria subarrendadora, bajo la que se había amparado la compañía estadounidense, se encargaría de las múltiples tareas de logística, tales como producción, cadena de abastecimientos o tecnología de manufactura, así como los aspectos legales y ambientales.

PINSA en Nogales
De esta manera finalmente, el 9 de abril de 1969, el gobierno del Estado firmaba un acuerdo con la Sociedad Mercantil Parque Industrial de Nogales, S.A. de CV (PINSA), detrás de quien estaba Richard Campbell, por el cual ésta recibía del ayuntamiento de Nogales 46.1498 Has. en arrendamiento por 30 años para construir y operar el que resultó ser primer parque industrial de Nogales, y que quedó ubicado en la superficie que había sido expropiada, ubicada al entonces Sur de la mancha urbana nogalense. Así se cumplía la petición-promesa de campaña a la gubernatura de Alvaro Obregón Tapia, hecha en 1955: “Hace falta una comunión de pueblo y gobierno, hace falta una sincronización exacta de pueblo y gobierno dentro de un programa rehabilitador. Se necesita industrializar al pueblo de Nogales…”

domingo, 9 de febrero de 2014

Nogales de 1961 a 1965

Antonio J. Bermudez
Después del desarrollo que recibieron las zonas agrícolas de México y de Sonora entre 1940 y 1955 con la construcción de infraestructura como presas y otras obras hidráulicas, a partir de la década de 1960 el gobierno federal dedicó su atención a las zonas fronterizas.

Como primer paso, el presidente Adolfo López Mateos nombró a finales de 1960 a Antonio Bermúdez, de Ciudad Juárez y ex Director General de Pemex, para que encabezara este esfuerzo, aparentemente sin que el gobierno federal tuviera idea de cómo lograr ese desarrollo.

Debido a que las ciudades fronterizas como Nogales no tienen posibilidades de otro tipo de producción, se decidió convertir a esta región en un escaparate de lo que podía brindar México al mundo, y de esa manera ofrecer en la frontera misma productos mexicanos con la idea de reincorporar económica y culturalmente a ésta hacia el resto del país. Sin embargo, primero era necesaria la adecuación  de la arquitectura social a los requisitos modernos, principalmente del automóvil. Así, poco después de su nombramiento, en 1961 Antonio Bermúdez ideó el Programa Nacional Fronterizo (PRONAF) que se implementó a través de un fideicomiso concertado entre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y Nacional Financiera.

Mario Pani
Durante los dos primeros años de funcionamiento del PRONAF, Nogales recibió especial atención. La razón era que Antonio Bermúdez, su Director, estaba casado con Hilda, hija de Manuel Mascareñas, por lo que se destinó a Nogales alrededor del 16% del presupuesto total del PRONAF dedicado al mejoramiento de la arquitectura social, mientras que por ejemplo, Tijuana recibiría apenas alrededor del 10% del presupuesto.

Todas las construcciones realizadas entonces fueron diseñadas por la firma mexicana del Arquitecto Mario Pani y Asociados, en la que constituiría su última gran actividad económica, ya que el siguiente Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, le encargó las otras grandes obras que se realizaron en México derivadas de las olimpiadas de 1968 a otra firma.

En Nogales, la obra más visible del PRONAF fue la nueva Puerta de México, un doble arco situado en la frontera misma que simboliza la unión, en ese punto, de las dos Américas, la angloamericana y la iberoamericana. Por cierto, ya durante la etapa de construcción se vió que el claro que proyectaba el diseño de los arcos (el arco grande libraría 102 yardas, o sea incluiría las oficinas de migración y llegaría hasta la acera Este de la Calle Pesqueira, mientras que el chico abarcaría 47 yardas) era imposible de construir debido a la escasez de terreno suficiente, por lo que para mantener la proporción entre los arcos, el arco mayor quedó finalmente en 58 yds, mientras que al chico se le asignó un claro de 38 yds). La construcción de las obras del PRONAF en Nogales fue concluida el 19 de julio de 1962, a la vez que el diseño de esas obras estuvo a cargo del Arq. Hilario Galguera.

Brasilia
Las construcciones del PRONAF seguirían el modelo arquitectónico de Brasilia, que en 1960 había sido inaugurada como nueva capital de Brasil, y cuyos edificios fueran diseñados por el arquitecto Oscar Niemeyer, quien aprovecharía el concreto armado para construir edificios en los que predomina la línea curva, ya que, como lo diría: “no es el ángulo oblicuo que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual.”

La nueva frontera en Nogales y sus amplias vías de acceso
Además de los arcos de la garita principal nogalense, también fueron construidos siguiendo estas mismas ideas los edificios aledaños, entre los que estaba el actual Museo de Arte de Nogales, un paraboloide hiperbólico realizado en concreto, así como también la nueva estación ferroviaria que reemplazaría al edificio que se encontraba entonces aledaño a la frontera misma. La nueva estación ferroviaria fue construida en las afueras de la entonces población, aunque su edificio eventualmente fue absorbido por el crecimiento de la ciudad, ya que hoy se ubica, desierto, en el centro geográfico mismo de Nogales, Sonora, a unos pasos de la intersección de la Obregón y Boulevard 2000.

El diseño original del PRONAF en Nogales
Igualmente serían construidas, entre otras, las oficinas de Migración adjuntas a la frontera misma, ajustando el escaso espacio existente a los proyectos originales. Además, fue construida también la Plaza Hidalgo que, aunque alejada del centro de poder religioso o político, como es costumbre en nuestros países iberoamericanos, de cualquier manera definía en cierta manera el extremo Sur del antiguo Fundo Legal. La única falla que tenían estas obras desde el punto de vista local fue la inclusión, en la mayoría de ellos, de grandes espejos de agua que seguían el ejemplo de Brasilia, en donde abunda el líquido, aunque en esta frontera es importantísima la carencia de éste, y debido a ello fue que los espejos de agua tendieron a desaparecer con el paso del tiempo.

La hoy desierta estación ferroviaria de Nogales
Sin embargo, no fueron éstas las únicas construcciones que realizó el PRONAF, ya que también junto con la remodelación de la garita internacional fueron hechas las avenidas Adolfo López Mateos, la Plutarco Elías Calles y la Adolfo Ruiz Cortínes, amplias calles desde los estándares locales, avenidas (así fueron llamadas desde sus inicios, a pesar de que carezcan de árboles en sus camellones) que fueron diseñadas y construidas para facilitar el movimiento automovilístico nogalense, que es localmente principalmente con dirección Norte-Sur, y que inician desde la frontera misma hasta el límite de la entonces mancha urbana. y de esta manera se adecuaba esta ciudad al imperio del automóvil que inició con el siglo XX, ya que cuando se realizó el diseño original de Nogales, los autos no existían.

Un ingeniero encargado de esa obra entonces, me contó una anécdota relacionada con la construcción de estas avenidas. Esta es que en el proyecto que se debía seguir para construirlas, se contemplaba la inclusión de grandes curvas en la vialidad, a pesar de que la accidentada orografía nogalense no ofrece el espacio suficiente para construirlas, como lo indiqué en el artículo al que enlazo en el párrafo anterior. Y así fue que, cuando le hablaron por teléfono al arquitecto Galguera para preguntarle cómo se podría resolver el problema que había surgido para poder construir siguiendo el proyecto original alguna de las vías planeadas, ya que uno de los cerros locales se interponía en la curva de la calle, la única respuesta que obtuvieron del Arquitecto fue que si Nogales no era tan plano como Agua Prieta, que era la única población fronteriza sonorense que él conocía.

domingo, 2 de febrero de 2014

Nogales en 1960

Antes de iniciar la lectura de este artículo es necesaria una advertencia. Probablemente sea más interesante leerlo para quien conozca a esta población fronteriza, ya que así podrá comprarar, podrá comprender los cambios que hemos tenido durante el último medio siglo. En 1960 Nogales no había iniciado el enorme crecimiento que vería en el futuro, aunque ya se avizoraban sus cambios. Así, dedicado a ellos, a quienes al menos conocen al Nogales actual me detengo para describirles cómo era esta población entonces, como era aquí en el momento que define el cambio, cómo era Nogales la víspera que marca la realidad entre una frontera preindustrial y el del cambio hacia la industrialización.

Así, tenemos que esta ciudad contaba en 1960 con una población censada de 37,659 habitantes y la mancha urbana tenía una superficie de 530 hectáreas, o sea que en el medio siglo transcurrido desde entonces la población de Nogales creció cerca de 6 veces (a alrededor de 212,000 habitantes según el censo del 2010), mientras que la mancha urbana lo hizo en ocho (a las 4,000 hectáreas que tenía el 2010). (Todo ésto lo podemos ver en el mapa interactivo adjunto, en el que muestro la distribución aproximada de la mancha urbana de entonces)




Para empezar, tenemos que el boulevard Luis Donaldo Colosio no existía todavía; éste sería construido a finales de esa década como periférico poniente, rodeando a la población un poco más hacia el Oeste de los límites de la mancha urbana y atravesando las lomas que entonces estaban despobladas del oeste de la ciudad.

Y si recorremos por turno las calles que, partiendo del eje principal, la calle Obregón, se extienden a lo largo de las cañadas laterales nogalenses y hacia el Oeste, encontramos la más norteña de la mancha urbana, la Reforma, que se extendía hasta el Panteón Nacional, aunque desde el panteón del Rosario iba dejando atrás lomas desnudas de casas. Y más al Sur, la Colonia Lomas de Fátima apenas se encontraba en construcción. La única calle de esa zona nogalense que alcanzaba algo de extensión era la 5 de Febrero en donde se ubicaba la Zona Roja, y que llegaba apenas poco antes de donde actualmente da vuelta hacia la derecha para convertirse en Playa Cochorit.

Y más hacia el Sur, nuevamente las lomas se extendían despobladas hasta la que se llamaba entonces Calzada de los Nogales, y que actualmente ha cambiado su nombre a Calle Tecnológico, institución que tampoco existía; mientras, su calle paralela, la Hermosillo, pasaba por la actual Unidad Deportiva, que entonces únicamente era zona de captación de agua del subsuelo para Nogales, y continuaba como vereda hasta el rastro municipal dejando atrás a uno que otro ranchito cuyos perros rompían el silencio de esa cañada, y junto al rastro municipal se encontraba la garita poniente que definía al límite occidental del Perímetro Libre nogalense; mientras que más hacia el Sur, la actual Colonia Kennedy tampoco había nacido todavía por lo que sus ondulantes lomas únicamente eran utilizadas como escenario para días de campo de los nogalenses.

Y si continuamos nuestro viaje imaginario, ahora a lo largo de la carretera Internacional y hacia el Sur, llegaremos a la entonces nueva estación de ferrocarril, construida más allá de donde se pensaba que por muchos años seguiría siendo el extremo Sur de esta población, ya que aún no surgían ni los parques industriales ni las colonias que hoy se extienden por ese rumbo de la mancha urbana nogalense. Además de la entonces nueva estación del ferrocarril, en el límite Sur de Nogales únicamente se encontraban la Zona Militar así como la garita que demarcaba a otro de los puntos que marcaban al Perímetro Libre que rodeaba totalmente a Nogales, y que equivaldría a la garita actual que se encuentra en el kilómetro 21 actual. Todo ésto, repito, se hallaba aún más hacia el Norte de lo que actualmente constituye el centro geográfico de esta población que ha ido creciendo hacia el Sur.

Pero recorriendo nuestro viaje por las cañadas de Nogales, vemos que hacia el Oriente del eje central que comprende la Calle Obregón y el arroyo Los Nogales, recordando que este último recorría a cielo abierto la cañada principal, tenemos que colonias como la Empalme crecían únicamente pegadas a la Obregón, ya que, recordemos, las actuales avenidas Ruiz Cortines o Plutarco Elias Calles aún no habían sido construidas.

Así, la Colonia CTS-CROC tampoco había iniciado mientras que la calle Celaya, que es por la que se llega actualmente a esta colonia, penetraba por esa cañada únicamente por unas cinco cuadras. Y más hacia el Norte, la calle Héroes llegaba hasta cerca del panteón del mismo nombre, mientras que la Calle Buenos Aires apenas se le intentaba unir, ya que por entonces las lomas despobladas las separaban.

La frontera misma estaba por entonces demarcada por una cerca de alambre de eslabones que la Comisión Internacional de Límites había encargado construir a la Compañía San Xavier Rock and Sand de Tucson, con 1 y medio kilómetros hacia el este del Monumento No. 122, y unos 2 Kilómetros al oeste del mismo. Tenía 11 pies de altura dentro de Nogales, y más allá un cerco de alambre de púas de cinco hilos demarcaba una frontera que al menos nominalmente cuidaba el Servicio de Inmigración y Naturalización estadounidense. Era un Nogales en el que la violencia aún no se enseñoreaba, los recuerdos de infancia me llevan a evocar nuestra costumbre de atravesar caminando sus calles para ir a acampar, cargados de mochilas de las que se asomaban los rifles “para cazar”  que no eran utilizados para nada más que no fuese únicamente como status de adulto, y todo sin que ninguna autoridad se molestara en decirnos una palabra de reproche por llevar armas al descubierto.

Las únicas instituciones de educación superior locales eran la Preparatoria y Secundaria Federal, y no había ninguna de las tiendas departamentales que hoy se extienden a lo largo de toda la geografía nogalense. Únicamente pequeñas tiendas de abarrotes en ésta o aquella esquina ofrecían los artículos que los nogalenses habían olvidado adquirir ya fuese en el Mercado Municipal que estaba en la esquina de Obregón y Ochoa, o bien en alguna de las tiendas de abarrotes de Nogales, Arizona, de las que la mayor se encontraba a unos pasos de la frontera misma. Y en cuanto a muebles, éstos se podían adquirir ya fuera en Combustibles, de Ernesto Elías, en la esquina de Obregón y Vázquez, o bien en alguna de las tiendas departamentales que había sobre la Calle Morley, en Nogales, Arizona, en donde también se ofrecía ropa para toda la costa del Pacífico de México.

Ese era el Nogales de vísperas del enorme cambio que ocasionaría el crecimiento industrial que veríamos a partir de la década siguiente, cambios que convertirían a ese soñoliento poblado en la ruidosa ciudad en que se ha transformado.