domingo, 13 de octubre de 2013

Surgen en Nogales los cabarets posrevolucionarios

Reanudo con este artículo el tema del crecimiento de un Nogales que aumentó su población (aquí puedes ver más información sobre la población nogalense) entre 1920 y 1930 de 12,300 a 15,600 habitantes, un Nogales que empezaba la reconstrucción posrevolucionaria, aunque en este artículo cubriré únicamente la primera mitad de esa década por lo extenso del tema. Además, también es necesario agregar que los cabarets nogalenses habían existido aquí desde la fundación de esta población.

De esta manera, empezando 1922, Juan N. Beltrán donaba al pueblo un terreno en la entrada del barrio del Embarcadero Viejo, la razón: “...hace ocho años que fundé el Barrio del Embarcadero Viejo levantando yo personalmente la primera construcción allí existente...” y ahora quería facilitarle la salida a sus vecinos. El nombre de Embarcadero se debía a que durante los primeros años de Nogales fue construido en ese lugar un embarcadero para el ganado que se exportaba a los Estados Unidos, instalaciones que fueron adquiridas después por un nogalense “del otro lado,” Wirt Bowman, gracias a sus relaciones con los revolucionarios constitucionalistas.

Acababa de terminar la Primera Guerra Mundial y surgía por entonces en Nogales toda clase de turismo, lo que llevó a que en mayo el Partido Comunista se quejara con el Gobierno de Sonora que en las boticas de Nogales se vendían drogas heroicas “...a cualquier hora del día o de la noche...” y acusaban que esta venta se realizaba con complicidad de las autoridades locales, aunque al preguntarles, las autoridades locales contestaron que “...no tiene conocimiento de que existan en ese lugar, expendios de drogas heroicas...” Ese  mismo año los soldados estadounidenses del campamento militar de Nogales, Arizona, descubrían una nueva manera de divertirse. Como todavía en Arizona regía la ley seca, realizaban sus días de campo en las cañadas aledañas a Nogales, Sonora, sobre la frontera misma aunque del lado estadounidense, y pedían permiso a las autoridades mexicanas para cruzar la línea para poder, así, “... tomar una poca de cerveza...”, permiso que, claro, les fue concedido.

En 1923, el rastro municipal, que había sido construido en 1917 sobre el arroyo del Carricito requirió su traslado para utilizar ese terreno por lo que fue cambiado a otro lugar situado sobre la actual calle 18 de marzo, en el extremo Sur de la Colonia Municipal. También por entonces el gobernador autorizaba la apertura del nuevo Panteón Nacional, y el 12 de diciembre el ayuntamiento le abonaba a Alejandro Villaseñor $1,000 a cuenta de los $2,600 que quedaban por pagarle del adeudo por la compra del terreno del Carricito (al final de la actual calle 5 de febrero). Ese mismo año se iniciaba al sur de Tepic el tendido de la línea ferroviaria para comunicar a Nogales hacia el sur y que sería concluida en 1927, con lo que Nogales quedó desde entonces enlazado por ferrocarril con la Cd. de México.

Por otro lado, intentando evitar la criminalidad asociada con las drogas, el licor, el juego y la prostitución, además de la huida de capitales, en junio de 1924 el Dpto. del Tesoro estadounidense había ordenado el cierre de la frontera de Nogales diariamente después de las 9 PM, medida que fue rechazada de inmediato por los nogalenses, además de ocasionar el cierre de muchas cantinas y comercios de Nogales, Sonora. Este cierre nocturno de la frontera, sin embargo, no duró, ya que seis meses después era cancelado y para 1926 la Cámara de Comercio de la vecina población reportaba que “... las condiciones morales de Nogales, Sonora ... son mejores que ... en 1924 [debido a la] cercana colaboración entre las administraciones municipales de los dos pueblos”.

El Club Cosmopolitan
Para 1924 Nogales contaba con un hospital nuevo, denominado “del Socorro”, ubicado al final de la Calzada América (en el mismo lugar que ocupa actualmente el Hospital General de Nogales), mientras que en el centro de Nogales surgió por esos años otro nivel de cantinas, ya no la miríada de sórdidos cuartuchos dedicados al vicio sino cabarets de lujo que le daban un aire de respetabilidad a esa actividad. Así fue cómo sucedió que la vieja casa de Sandoval fuera utilizada ahora por el casino Internacional, además que también surgieron el Club Azteca, adyacente al nuevo edificio de la cervecería (el edificio conocido como la malta) y la “Cantina y Cabaret Cosmopolitan, con un restaurante anexo”, administrado por Ignacio Félix, en el edificio de Camou de la Internacional y Elías.

Nogales, Sonora, crecía nuevamente durante esa década después de los años álgidos de la Primera Guerra Mundial. En primer lugar, debido a los deportados de Arizona, y en segundo, porque la guerra cristera (1926-1929) ocasionó un influjo de inmigrantes del centro del país a la frontera, que el historiador inglés Alan Knight encontró que vinieron de Aguascalientes, Colima, Jalisco, Michoacán y partes de Durango, Guanajuato y Zacatecas. Y era precisamente debido a ese conflicto que aquí, en Nogales, el 31 de julio de 1926 se verían largas colas de fieles que asistían por última vez a la iglesia de la Purísima Concepción, antes de que fuera cerrada por las autoridades eclesiásticas. Se aproximaba en México la hora de definición del orden posrevolucionario entre sus principales protagonistas.

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