domingo, 8 de septiembre de 2013

El nacimiento de Nogales

Empiezo ahora otra serie de artículos, en esta ocasión cubriendo el tema de cómo se fue dando el crecimiento geográfico y en población de Nogales a través del tiempo, partiendo del nacimiento de esta población en 1884 alrededor de la entonces mojonera que marcaba el punto en el que el Arroyo Los Nogales cruza la frontera; tomando como base al plano original que adoptó una distribución de calles y lotes que habían sido ideadas por los ingenieros Ignacio Bonillas y Chas Herbert en su plano original de ambas poblaciones, y que fue el que se siguió a la hora de trazar la vialidad urbana original.

Ignacio Bonillas en su juventud
El primero de los ingenieros, Ignacio Bonillas, había nacido en la antigua misión Pimalteña de San Ignacio, Sonora, el 1 de febrero de 1858. Hijo de Gervasio Bonillas Miranda de profesión herrero, y de Dolores Fraijo, vio la primera luz cuando la expedición filibustera de Crabb tenía un año de ser aniquilada en Caborca y la de Raousset cuatro. Sus primeros años le tocaría vivir el imperio de Maximiliano y después la República Restaurada. Era el Sonora previo al desarrollo que trajo consigo el Porfirismo, era un Sonora en que las posibilidades de mejoría eran muy precarias.

Tratando de escapar a ese destino, sus padres se cambiaron a Tucsón en Octubre de 1870, y el niño entró a estudiar a una escuela privada en la entonces capital del Territorio de Arizona. Así le tocó presenciar un Tucsón de enorme crecimiento poblacional: de 3,200 en 1870, a 7,000 diez años después. El Gobernador del entonces Territorio de Arizona, Anson P. Safford, al saber que el joven tenía que trabajar para comprarse los cuadernos, ofreció regalárselos, aunque los padres del muchacho se negaron a que recibiese obsequios. Entonces Safford le dio empleo como su secretario y así pudo Bonillas continuar sus estudios tucsonenses. Diez años después, una hermana de Bonillas, Soledad, se convertía en la tercera esposa de Safford. Posteriormente, Safford le costeó los estudios de Ingeniería de Minas en el Instituto Tecnológico de Boston, y a su regreso a Sonora realizó los planos de las poblaciones de Nogales, Naco, Santa Ana y otras, así como de las minas de La Colorada y otras más. De Charles Herbert, por otro lado, no he encontrado mucha información. Unicamente que fue ingeniero de las compañías ferroviarias, y por lo tanto es posible que su participación en este plano haya estado basada en la protección de los terrenos del Ferrocarril de Sonora.

La orografía original de Nogales
Ahora bien, Nogales, Sonora, lo mismo en lo ecológico que en lo mental ha estado regida, desde sus inicios, por dos principios opuestos: por un lado el orden racional, herencia de lo Ilustrado de la Colonia y del Positivismo porfirista; y por el otro el aparente desorden de lo orgánico, de la naturaleza, de la orografía que se impone sobre los intentos humanos de otorgarle a la población un orden ortogonal.

Así fue cómo, siguiendo esta mentalidad ordenada, al realizar el plano del primer Fundo Legal (para leer su texto, haz click aquí) de la nueva población sobre este terreno cuya orografía es sumamente quebrada, como se aprecia en la imagen adjunta, los ingenieros idearon un fundo que iría desde la frontera hasta el callejón Ramos, un gran rectángulo dividido en cuadrados menores, o sea las distintas cuadras, separadas por calles como la Juárez, Arizpe (hoy Obregón), Ingenieros, Abasolo, etcétera, e intercaladas por callejones más angostos de Norte a Sur, estos últimos que fueron ideados como callejones de servicio y correspondían a las calles Pesqueira, Morelos, Hidalgo, Libertad, Mina, etcétera.

Es decir, es una retícula cuadrangular, ordenada, con características urbanas en las que se esperaba una cierta rutina diaria siguiendo el ritual del positivismo: sacar la basura diariamente al callejón de servicio por el que también llegarían los suministros para los hogares; ir en la carreta o caballo por una de las calles principales de la entonces nueva población y trabajar ya fuese en alguna agencia aduanal o bien en el mercado municipal. Sin embargo, ya entonces se imponía la realidad orográfica del lugar, ya que la nueva población competía por el escaso espacio plano con los terrenos del ferrocarril de  Sonora (como se aprecia en el plano adjunto, donde aparece en rojo la superficie de éste).

El Plano original, de 1884, de Nogales
Por otro lado, es curioso observar que los diseñadores no hayan incluido en el plano del fundo legal un centro de poder central, como es tradición en todos nuestros países: ni centro religioso, ni político ni cultural. Lo único que destaca en el plano es la angosta franja reservada para la vía férrea en franca competencia por el escaso espacio plano de la cañada y que desde la perspectiva del porfirismo ejemplificaba perfectamente la función fronteriza nogalense: un centro de intercambio internacional de bienes.

Sin embargo la realidad visible, la realidad orográfica de esta cañada, a fin de cuentas se impuso sobre ese orden cuadrangular que se pretendía imponer, ya que la orografía está compuesta por cerros separados por arroyos que mantienen una distribución “de helecho”, o sea arroyuelos que van a desembocar a otros mayores y estos, a su vez, a otros, hasta que llegan al principal, el Arroyo Los Nogales, que se extiende de Sur a Norte a lo largo del eje central de Nogales y que, precisamente en la frontera tiene su mínima anchura, entre los acantilados de la hoy Elías y la Ingenieros: unos 200 metros. Es decir, un embudo con la frontera como boca.

Tal vez haya sido por eso que los ingenieros no se molestaron en asignarles nombres a las calles que quedarían situadas sobre los cerros, tanto al Este como al Oeste de la población. Porque se daban cuenta de que lo que hacían era meramente un ejercicio mental, imaginario, y no algo que esperaban que se ajustase a la realidad física de lo que sería esta nueva población.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario