domingo, 24 de noviembre de 2013

1936 a 1939 en Nogales

Ya vimos en el artículo anterior de esta serie cómo el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas tuvo que apoyarse en los conservadores del Estado para terminar con el Callismo en México en 1935. Sin embargo, durante el siguiente lustro serían esos mismos conservadores los que colocaran en la gubernatura de Sonora a Román Yocupicio, y de esta manera se originó una intensa pugna entre los poderes Estatal y Federal en Sonora y en consecuencia también en Nogales. El escenario de esta pugna se presentó en la dimensión política, aunque también estuvo orientada a las masas a través de los sindicatos: la Confederación de Trabajadores de México (CTM) federal, y la Confederación de Trabajadores de Sonora (CTS) de filiación estatal.

En Nogales, en enero de 1936 se autorizaba al alcalde nogalense para celebrar un contrato con la compañía dueña de los terrenos de Cíbuta para rentar el local que ocupaba la escuela allí, esta renta sería simbólica y tendría una duración de 99 años, y con la erogación de $1 anual. Por entonces, uno de los sindicatos más fuertes en Nogales, la Unión de Camioneros Nogalenses, de filiación Estatal, lograba un incremento de tarifas, mientras que la Federación de Uniones y Sindicatos, dependiente de la CTM , era una de las más activas, tanto en la dimensión obrera como en propuestas de mejoras a Nogales. Así se preparaba Nogales para la siguiente pugna ideológica, ahora entre las fuerzas federales por un lado y las estatales por el otro, entre el socialismo y el conservadurismo.

Por otro lado, como epílogo de la persecución religiosa en México, el 1 de junio de 1937 eran reabiertos los templos católico y metodista de Nogales; además,  los ganaderos del norte de Sonora, representados por aquellos que se habían levantado en armas y provocado la caída del gobernador Ramos en 1935, fueron amnistiados después de que que, en Nogales, Manuel Iñigo juntara más de 100 firmas pidiendo su liberación; y como complemento, pocos meses después el presidente Lázaro Cárdenas declaraba terminadas las expropiaciones en Sonora, y así se fueron extendiendo certificados de inafectabilidad ganadera en el norte del Estado a los ranchos La Arizona (antes de Barnett y ahora de Joe Wise), Santa Bárbara (de Mascareñas), Aribabi (de Gilberto Ramos), San Rafael y Cuchuta (de Arturo Morales) y de manera temporal a la Minera de Cananea. En otras palabras, ésto quería decir que la pugna ideológica nogalense no se daría ni en la dimensión religiosa ni del agro.

Mientras esto sucedía, el gobernador Yocupicio intentó que los maestros de la escuela secundaria de Nogales se separaran de la Federación de Trabajadores de Sonora, afiliada a la CTM, organismo federal, y se uniesen a la CTS, organismo del estado, y para ello les donó un camión, aunque después que en la semana santa de 1937 realizaron éstos un viaje en que los jugadores de basquetbol nogalenses compitieron contra los de Cd. Juárez, Chihuahua, Piedras Negras, Laredo y Matamoros, Yocupicio ordenó que le devolviesen el camión porque los maestros federales nogalenses no habían secundado su movimiento sindical.

Pero no fue ésta la única manifestación de problemas. Por esos mismos días surgía otro que nos indica el nivel de cooperación alcanzado entre las autoridades de los dos Nogales. El Comandante Militar de Nogales, Sonora, prohibió en marzo de ese 1937 que los policías del lado sonorense pasaran armados al lado arizonense, aunque en realidad esta disposición estaba dirigida a las autoridades estadounidenses, que hacían lo mismo y pasaban la frontera armados a Sonora. En respuesta, el sheriff arizonense informó el día 23 que él no tenía nada que ver con esa orden, aunque esperaba que ésta no afectara las relaciones internacionales. El ayuntamiento local sonorense se dirigió entonces al gobernador, informándole del caso, y agregó que la medida del Comandante intentaba evitar que “... la policía, Empleados de Migración, de la aduana y demás autoridades americanas crucen armados la línea divisoria, lo que hace resentir las cordiales relaciones que hay...”. Una semana después era revocada la disposición y todo regresaba al orden establecido.

En 1938 era destapado el Gral. Anselmo Macías para la gubernatura, y poco después el gobierno federal, durante las siguientes elecciones municipales logró, a través de la Federación de Uniones y Sindicatos Obreros de Nogales (FUSO) afiliada a la CTM, un acuerdo con el nuevo candidato a la Presidencia, Manuel Mascareñas (h), con varios puntos: la exclusividad en obras municipales, representación en el Cabildo, apoyo a la reforma agraria y contratos colectivos. Sin embargo, el mismo Mascareñas, después de haber sido electo a la presidencia municipal, aligeró esta medida y determinó que fueran las uniones dependientes de la CTM y de la CTS, las que se encargasen por turnos de las obras de limpieza de Nogales. En otras palabras, intentaba que la pugna existente entre los poderes Federal y Estatal no se diera en la dimensión sindical.


En lo único que se mostró Mascareñas inflexible fue en su campaña moralizadora dirigida contra la prostitución nogalense. Esta inflexibilidad de Mascareñas fue la que definió el campo de contienda ideológica nogalense entre los gobiernos Estatal y Federal, cambiando el eje de la misma a la contienda: para empezar, la misma policía de Nogales empezó una campaña de rumores en su contra, y a mediados de octubre la Federación de Uniones y Sindicatos Obreros de Nogales pidió la desaparición de poderes en Nogales, aunque uno de sus organismos, la Unión de Cantineros, Meseros y Empleados de Restaurant desconoció esa petición, y a fines de mes la Cámara de Comercio local se unió en la campaña contra el alcalde, aunque todo sin éxito, ya que la opinión pública local lo apoyaba. 

Sin embargo, ahora Yocupicio atacó directamente a Mascareñas y durante un viaje de éste a Hermosillo, su cuarto de hotel fue allanado por la policía hermosillense, intentando descubrirle en alguna situación comprometida; únicamente le hallaron un revólver, lo que era acción sin importancia, y así no se logró la meta del allanamiento.  De cualquier manera, debido a esa presión Mascareñas pidió licencia el 23 de noviembre de 1939 y así concluyó ese lustro con el triunfo de la facción que ahora había transferido la polémica Federal-Estatal a la dimensión del juego y la prostitución nocturnos en Nogales. 

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