viernes, 18 de abril de 2014

Migración y el crecimiento de Nogales

Ya lo sabemos. Gran parte de la población de Nogales, si no toda, debe su origen a la inmigración, a veces llegados de otras regiones de México, a veces del extranjero.  De acuerdo con el censo del 2010, de un total de 212,292 habitantes de Nogales,  7,730 habitantes habían nacido en Estados Unidos y 250 en otros países. Es decir, el 3.5% de los habitantes nogalenses eran nativos de la nación vecina.

Poblacion estadounidense de Nogales Sonora
por edades en 2010
De estos nacidos en  Estados Unidos, la gran mayoría, 6,724 o sea alrededor del 87% del total eran menores de 20 años y la parte principal de ellos, o sea 4,775, que es el 62% del total, tenían edades entre 0 y 9 años.

Muy probablemente eran hijos estadounidenses de mexicanos que fueron expulsados de la nación vecina como resultado de las políticas anti inmigrantes de los Estados Unidos, a pesar de la reciente orden ejecutiva que prohíbe la deportación de menores de edad, ya que se calcula que más de 100,000 padres de hijos con ciudadanía estadounidense fueron deportados de EU tan solo entre 1998 y 2007, muchos de los cuales engrosaron el limbo legal de los expulsados y estadounidenses que viven en  fronteras como Nogales.

Partiendo de esta situación, merece que haga ahora una crónica histórica sobre cómo fueron evolucionando las políticas para tratar con este problema. Todo inició en diciembre de 1917, cuando los Estados Unidos establecieron el requisito de contar con un pasaporte para poder cruzar la frontera. Además, fueron colocados soldados estadounidenses a lo largo de la misma para impedir el cruce indiscriminado de ésta como estaban acostumbrados los nogalenses. El problema era que no  los soldados no advertían a los que intentaban cruzar sobre su error sino que simplemente les disparaban. Así, dejémosle la palabra al entonces alcalde de Nogales, Félix B. Peñaloza, quien  el 21 de julio del año fatídico, 1918, le enviaba una misiva al cónsul mexicano en Nogales, Arizona informándole: “deseo referirme al servicio de vigilancia de la línea divisoria prestado por los soldados del Ejército Anglo-americano, en el desempeño del cual tienen orden de hacer fuego sobre aquella o aquellas personas que la crucen por lugares que no son los señalados por las autoridades Anglo-americanas.”  Ya conocemos las consecuencias de esta medida que no es el tema central de este artículo, aunque agregaría que fue una de las causas del incidente internacional el 27 de agosto de ese año, por el que Nogales ha recibido el título de heroica.

Y si de nuevo saltamos en el tiempo y retomamos el hilo de la crónica durante la Gran Depresión Económica Mundial de los 1930 que afectó terriblemente a esta frontera, encontramos que si en 1930 por la Aduana de Nogales se importaron $11.5 millones de pesos y se exportaron $35.6, todos los cuatro años siguientes las cifras correspondientes anduvieron alrededor de $5 millones en importaciones y $9 (en 1934) en exportaciones; mientras, la exportación ganadera sonorense, que en 1930 había sido de $8.2 millones, los años siguientes osciló alrededor de sólo $1.5. Además, fue entonces cuando las autoridades estadounidenses iniciaron la política de expulsar a los mexicanos de la Unión Americana, los que tan sólo a mediados de ese año de 1930 alcanzaba los 5,000 mensuales por Nogales. Se calcula que los efectos totales de los programas de expulsión estadounidense durante esos años fueron de alrededor de 350,000 mexicanos deportados.

Pero regresando al presente vemos, de acuerdo con el censo de México del 2010, que medio millón de niños estadounidenses que trajeron sus padres mexicanos entre 2005 y 2010, eran educados en instituciones mexicanas. Y aunque no hay estadísticas nogalenses y cuando mucho se sabe que por el sector Tucsón del Border Patrol son expulsados alrededor del 47% de los indocumentados de todo el país,  también se sabe que actualmente son deportados de toda la nación vecina alrededor de 300,000 mexicanos cada año, basándose en una premisa incongruente que podemos resumir en: permitir el libre tránsito de bienes y controlar el de personas.

Sin embargo, aquí también debemos considerar la imposibilidad de continuar sin alterar en el futuro estas políticas internacionales. Esto se debe a la irracionalidad interna de la política de expulsión estadounidense, entre cuyas manifestaciones principales estarían el problema moral que han producido, desde 1998, los casi 6,000 muertos en la frontera, algunos de los cuales han ocurrido aún dentro del territorio mexicano y de menores de edad, además del hecho irrebatible de que esta globalización selectiva del movimiento internacional produce incongruencias prácticas dentro de la población estadounidense: la implementación de las políticas de migración actuales afectan negativamente a un sector importante de su sociedad, convirtiéndolo en indocumentados, legal o funcionalmente, porcentaje que actualmente es de alrededor del 4% de su población total y el 5% de la laboral.

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