domingo, 2 de febrero de 2014

Nogales en 1960

Antes de iniciar la lectura de este artículo es necesaria una advertencia. Probablemente sea más interesante leerlo para quien conozca a esta población fronteriza, ya que así podrá comprarar, podrá comprender los cambios que hemos tenido durante el último medio siglo. En 1960 Nogales no había iniciado el enorme crecimiento que vería en el futuro, aunque ya se avizoraban sus cambios. Así, dedicado a ellos, a quienes al menos conocen al Nogales actual me detengo para describirles cómo era esta población entonces, como era aquí en el momento que define el cambio, cómo era Nogales la víspera que marca la realidad entre una frontera preindustrial y el del cambio hacia la industrialización.

Así, tenemos que esta ciudad contaba en 1960 con una población censada de 37,659 habitantes y la mancha urbana tenía una superficie de 530 hectáreas, o sea que en el medio siglo transcurrido desde entonces la población de Nogales creció cerca de 6 veces (a alrededor de 212,000 habitantes según el censo del 2010), mientras que la mancha urbana lo hizo en ocho (a las 4,000 hectáreas que tenía el 2010). (Todo ésto lo podemos ver en el mapa interactivo adjunto, en el que muestro la distribución aproximada de la mancha urbana de entonces)




Para empezar, tenemos que el boulevard Luis Donaldo Colosio no existía todavía; éste sería construido a finales de esa década como periférico poniente, rodeando a la población un poco más hacia el Oeste de los límites de la mancha urbana y atravesando las lomas que entonces estaban despobladas del oeste de la ciudad.

Y si recorremos por turno las calles que, partiendo del eje principal, la calle Obregón, se extienden a lo largo de las cañadas laterales nogalenses y hacia el Oeste, encontramos la más norteña de la mancha urbana, la Reforma, que se extendía hasta el Panteón Nacional, aunque desde el panteón del Rosario iba dejando atrás lomas desnudas de casas. Y más al Sur, la Colonia Lomas de Fátima apenas se encontraba en construcción. La única calle de esa zona nogalense que alcanzaba algo de extensión era la 5 de Febrero en donde se ubicaba la Zona Roja, y que llegaba apenas poco antes de donde actualmente da vuelta hacia la derecha para convertirse en Playa Cochorit.

Y más hacia el Sur, nuevamente las lomas se extendían despobladas hasta la que se llamaba entonces Calzada de los Nogales, y que actualmente ha cambiado su nombre a Calle Tecnológico, institución que tampoco existía; mientras, su calle paralela, la Hermosillo, pasaba por la actual Unidad Deportiva, que entonces únicamente era zona de captación de agua del subsuelo para Nogales, y continuaba como vereda hasta el rastro municipal dejando atrás a uno que otro ranchito cuyos perros rompían el silencio de esa cañada, y junto al rastro municipal se encontraba la garita poniente que definía al límite occidental del Perímetro Libre nogalense; mientras que más hacia el Sur, la actual Colonia Kennedy tampoco había nacido todavía por lo que sus ondulantes lomas únicamente eran utilizadas como escenario para días de campo de los nogalenses.

Y si continuamos nuestro viaje imaginario, ahora a lo largo de la carretera Internacional y hacia el Sur, llegaremos a la entonces nueva estación de ferrocarril, construida más allá de donde se pensaba que por muchos años seguiría siendo el extremo Sur de esta población, ya que aún no surgían ni los parques industriales ni las colonias que hoy se extienden por ese rumbo de la mancha urbana nogalense. Además de la entonces nueva estación del ferrocarril, en el límite Sur de Nogales únicamente se encontraban la Zona Militar así como la garita que demarcaba a otro de los puntos que marcaban al Perímetro Libre que rodeaba totalmente a Nogales, y que equivaldría a la garita actual que se encuentra en el kilómetro 21 actual. Todo ésto, repito, se hallaba aún más hacia el Norte de lo que actualmente constituye el centro geográfico de esta población que ha ido creciendo hacia el Sur.

Pero recorriendo nuestro viaje por las cañadas de Nogales, vemos que hacia el Oriente del eje central que comprende la Calle Obregón y el arroyo Los Nogales, recordando que este último recorría a cielo abierto la cañada principal, tenemos que colonias como la Empalme crecían únicamente pegadas a la Obregón, ya que, recordemos, las actuales avenidas Ruiz Cortines o Plutarco Elias Calles aún no habían sido construidas.

Así, la Colonia CTS-CROC tampoco había iniciado mientras que la calle Celaya, que es por la que se llega actualmente a esta colonia, penetraba por esa cañada únicamente por unas cinco cuadras. Y más hacia el Norte, la calle Héroes llegaba hasta cerca del panteón del mismo nombre, mientras que la Calle Buenos Aires apenas se le intentaba unir, ya que por entonces las lomas despobladas las separaban.

La frontera misma estaba por entonces demarcada por una cerca de alambre de eslabones que la Comisión Internacional de Límites había encargado construir a la Compañía San Xavier Rock and Sand de Tucson, con 1 y medio kilómetros hacia el este del Monumento No. 122, y unos 2 Kilómetros al oeste del mismo. Tenía 11 pies de altura dentro de Nogales, y más allá un cerco de alambre de púas de cinco hilos demarcaba una frontera que al menos nominalmente cuidaba el Servicio de Inmigración y Naturalización estadounidense. Era un Nogales en el que la violencia aún no se enseñoreaba, los recuerdos de infancia me llevan a evocar nuestra costumbre de atravesar caminando sus calles para ir a acampar, cargados de mochilas de las que se asomaban los rifles “para cazar”  que no eran utilizados para nada más que no fuese únicamente como status de adulto, y todo sin que ninguna autoridad se molestara en decirnos una palabra de reproche por llevar armas al descubierto.

Las únicas instituciones de educación superior locales eran la Preparatoria y Secundaria Federal, y no había ninguna de las tiendas departamentales que hoy se extienden a lo largo de toda la geografía nogalense. Únicamente pequeñas tiendas de abarrotes en ésta o aquella esquina ofrecían los artículos que los nogalenses habían olvidado adquirir ya fuese en el Mercado Municipal que estaba en la esquina de Obregón y Ochoa, o bien en alguna de las tiendas de abarrotes de Nogales, Arizona, de las que la mayor se encontraba a unos pasos de la frontera misma. Y en cuanto a muebles, éstos se podían adquirir ya fuera en Combustibles, de Ernesto Elías, en la esquina de Obregón y Vázquez, o bien en alguna de las tiendas departamentales que había sobre la Calle Morley, en Nogales, Arizona, en donde también se ofrecía ropa para toda la costa del Pacífico de México.

Ese era el Nogales de vísperas del enorme cambio que ocasionaría el crecimiento industrial que veríamos a partir de la década siguiente, cambios que convertirían a ese soñoliento poblado en la ruidosa ciudad en que se ha transformado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario