domingo, 23 de marzo de 2014

Cómo era Nogales en 1980

Y así llegamos al año de 1980. Ese momento en que éramos poco más de 68 mil los nogalenses, o sea casi el doble de lo que habíamos sido apenas 20 años antes, poco más de diez mil más que lo que éramos diez años antes, y la tercera parte de la población actual de Nogales según el censo del 2010.

Para ese 1980, Nogales ya buscaba diversificar su economía. El pasaje Morelos había sido convertido ese eño en área peatonal, se le agregaron adoquines e instalaron faroles para promover el turismo, aunque las maquiladoras eran la principal actividad económica local e imán poblacional de toda la costa del Pacífico mexicano.

Y Nogales crecía en una manera muy particular. A diferencia de otras ciudades fronterizas mexicanas, que crecen "pegadas a la línea," esta ciudad se iba extendiendo hacia el Sur debido a la orografía donde se encuentra situada. Al crecer, había encontrado una zona en donde no había cerros altos, ésta se hallaba por el camino a Cananea, hacia el Sureste, lo que llevó al surgimiento de colonias como Los Virreyes, y hacia allá se daba el mayor crecimiento de la ciudad.

Para  facilitar el tránsito desde y hacia esa parte de la ciudad, se acababa de pavimentar la Plutarco Elías Calles hasta su confluencia con la salida al camino a Cananea y fue construido un puente de concreto sobre el Arroyo Los Nogales para comunicar las calles ya mencionadas con la Ruiz Cortines, mientras que en el centro de la ciudad, aledaño a la frontera, también se pavimentó toda la extensión de la López Mateos .

Y un poco más hacia el Norte del camino a Cananea, en donde comenzaba la región más baja, habían surgido otras colonias. Así estaba Pueblo Nuevo, con un crecimiento más desordenado.En esa zona de la ciudad se construyó ese año una calle para comunicarla con la 5 de mayo en una especie de periférico de esas colonias, mientras que más al Norte de éste y teniendo como límite a la calle Tepache y a la Orizaba, también acababan de surgir las colonias Del Valle y Leandro Valle, mientras que más hacia el Norte aún, por el oriente del Arroyo Los Nogales, la mancha urbana crecía a manera de piel, pegándose a los cerros y a las edificaciones que ya había a lo largo de la cañada de Los Nogales.

Pero no era ésta la única colonia que veía crecimiento, ya que "la Granja" como aún hoy se le conoce, también había crecido, y para ese año de 1980 se extendía desde su entrada por la Calle Obregón (cerca de donde se encuentra actualmente el edificio abandonado de la Malta de Sonora, hasta donde está hoy la confluencia entre la Avenida Tecnológico y El Greco, ya que más hacia el Suroeste, a lo largo de esa cañada, únicamente se encontraba el Rastro y junto a éste, el viajero únicamente hallaría lo que quedaba de la que fuera garita del perímetro libre en inmediaciones de la actual Calle Antena. Aparte de eso, por ese rumbo una sucesión de pequeños y escasos ranchos iban ocupando la parte baja de la cañada.

El día 17 de mayo se realizaba la ceremonia declaratoria de Ambos Nogales como ciudades hermanas. Se instaló un templete sobre la frontera misma, en la esquina de Juárez e Internacional, y al evento acudieron los gobernadores de Sonora y Arizona, Dr. Samuel Ocaña y Bruce Babbitt, además de los alcaldes de Ambos Nogales, Dr. Alejandro Silva Hurtado y Florentino Fontes.

Ya desde entonces, los gobiernos municipales apenas lograban satisfacer las necesidades de la creciente población fronteriza que llegaba atraída por la promesa de encontrar un empleo firme en las maquiladoras.

Así, más estructuralmente, continuaban manifestándose los eternos problemas de un Nogales que sufría y continúa hoy pasando por los ciclos anuales de la carencia/abundancia de agua. Y lo mismo sucedió ese año de 1980, ya que al aproximarse el verano de ese año, hizo crisis la carencia del líquido, y si recordamos que la administración del suministro de agua había recaído también ese año sobre los hombros del gobierno municipal al desaparecer la Junta Federal de Mejoras Materiales,  eso llevó al alcalde a acudir con el Gobernador del Estado en búsqueda de asistencia. Este ordenó la implementación de un plan de emergencia y aportó 3 millones de pesos para llevarlo a cabo.

Con ese dinero se logró incrementar la producción de agua a 320 litros por segundo, lo que alivió en algo la carencia de una ciudad que requería de 600 litros por segundo. Además, se prohibió abastecer de agua a negocios, y la ciudad hermana, Nogales, Arizona, instaló una conexión que aportaba 10 litros por segundo, la que funcionó durante dos meses, y no se cortó este suministro sino hasta que hizo falta el líquido también en la ciudad vecina. Y así continuó la carencia de agua, por lo que se realizaron más medidas, como el Plan Acuario, manejado por el Ejército Nacional, que entregó cerca de 32 millones de litros a las colonias marginales de la ciudad.

Y pasaron los días de estío y poco después llegaban las lluvias, y con ellas la situación se invirtió. A fines de agosto y principios de septiembre de 1980, una inundación ocasionada por un ciclón, en lo que se ha venido a llamar el cordonazo de San Francisco, ocasionó grandes daños en toda la región desde Imuris hasta Tucsón, al grado de que el puente sobre el río Santa Cruz, en Tucsón, fue derribado, y Nogales sufrió de nuevo las casi anuales inundaciones que arrasaban con todo lo que hallaban en los arroyos que el crecimiento de la población había convertido en calles.

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